La Llorona a Scary Tale in any Language
November 3, 2022
This story has been handed down for several generations in Mexico, and New Mexico. It still scares us, even today…every time the wind howls…
Back in 1550 in Mexico City there was said to be a woman who would walk around the town crying for her children. This woman is known as “ La Llorona” or “The Weeping Woman.” It is known that La Llorona originally named “Luisa” drowned her children in a river and was doomed to walk the earth searching for her missing kids. There are many stories on what happened to her but each one has a similar ending. A long, long time ago there lived a woman named Maria. She was the most beautiful woman in all of Mexico, muy hermosa, and she herself knew it too. Day after day, male suitors begged her for her hand in romance, but day after day men returned home defeated, con el corazón roto. This was the livelihood of Maria until a dashing young gentleman galloped into town and turned Maria’s life upside down; ella se volvió loca. She knew in an instant that she had to have him, for he was the only man to match her in beauty and in elegance. Soon they were to be wed, and not long after had two delightful chiquititos. This delight however was short lived, for one damning day the dashing gentleman became grotesque as he rode into town with another woman at his side. He rode up to Maria and pledged his life to this new woman whom he barely met, because his current wife was no longer beautiful. Maria’s heart burst into tiny shards of glass, invisible to the eye but painful for those handling it. That night, in a fit of sorrow and anger Maria decided to inflict the same agony toward the man that bestowed it upon her. Maria woke her two boys up, took their hands, and guided them to the river “for a bath.” Hand in hand, the three figures immersed themselves in the water…but under their mother’s hand, the little niños never came up for air. After the blood red glare of fury faded from sight, Maria realized what she had done. She shrieked from the gallows of her soul, “Mis Niños!” before letting the river water fill up her lungs. It is said now, this weeping woman or La Llorona has returned from the hereafter, searching for new children to claim as her own for all eternity. The Legend of La Llorona will forever be a mystery. We’ll never know if these stories that have been passed down from one generation to the next are the stories that really happened. There have been sightings of The Weeping Woman throughout the years some in Mexico City some in other states. Is it possible that there is more than one Weeping Woman or maybe the myth isn’t as accurate as we thought. Patricio Lujan, a young boy from New Mexico, said that in the 1930s his family in Santa Fe was interrupted by a strange woman near their property. The family watched in curious silence as the tall, thin woman dressed in all white crossed the road near their house without a word and headed for a nearby creek.It wasn’t until she got to the water that the family realized something was really wrong. As Lujan tells it “she just seemed to glide as if having no legs” before disappearing. After reappearing at a distance far too quickly for any normal woman to have traversed, she disappeared again for good without leaving a single footprint behind. Lujan was disturbed but knew exactly who the woman had been: La Llorona.
Allá por 1550 en la Ciudad de México se decía que había una mujer que andaba por el pueblo llorando por sus hijos. Esta mujer es conocida como “La Llorona” o “La mujer que llora”. Se sabe que La Llorona originalmente llamada “Luisa” ahogó a sus hijos en un río y fue condenada a caminar por la tierra en busca de sus hijos desaparecidos. Hay muchas historias sobre lo que le sucedió, pero cada una tiene un final similar. Hace mucho, mucho tiempo vivía una mujer llamada María. Era la mujer más hermosa de todo México, muy hermosa, y ella misma también lo sabía. Día tras día, los pretendientes masculinos le suplicaban su mano en el romance, pero día tras día los hombres volvían a casa derrotados, con el corazón roto. Este era el sustento de María hasta que un joven apuesto galopó por la ciudad y puso patas arriba la vida de María; ella se volvió loca. Supo en un instante que tenía que tenerlo, porque él era el único hombre que la igualaba en belleza y elegancia. Pronto se iban a casar, y no mucho después tuvieron dos deliciosos chiquititos. Sin embargo, este deleite duró poco, ya que un maldito día, el gallardo caballero se volvió grotesco mientras cabalgaba hacia la ciudad con otra mujer a su lado. Cabalgó hasta María y prometió su vida a esta nueva mujer a la que apenas conocía, porque su actual esposa ya no era hermosa. El corazón de María estalló en diminutos fragmentos de vidrio, invisibles a la vista pero dolorosos para quienes lo manipulaban. Esa noche, en un arrebato de dolor e ira, María decidió infligir la misma agonía al hombre que se la otorgó. María despertó a sus dos hijos, los tomó de las manos y los guió al río “para un baño”. Cogidos de la mano, las tres figuras se sumergieron en el agua… pero bajo la mano de su madre, los pequeños niños nunca salieron a tomar aire. Después de que el resplandor rojo sangre de la furia se desvaneciera de la vista, María se dio cuenta de lo que había hecho. Gritó desde la horca de su alma, “¡Mis Niños!” antes de dejar que el agua del río llene sus pulmones. Se dice ahora, esta mujer llorona o La Llorona ha regresado del más allá, en busca de nuevos hijos para reclamar como propios por toda la eternidad. La Leyenda de La Llorona será por siempre un misterio. Nunca sabremos si estas historias que se han transmitido de generación en generación son las historias que realmente sucedieron. Ha habido avistamientos de La mujer que llora a lo largo de los años, algunos en la Ciudad de México y otros en otros estados. ¿Es posible que haya más de una mujer que llora o tal vez el mito no es tan exacto como pensábamos? Patricio Lujan, un joven de Nuevo México, dijo que en la década de 1930 su familia en Santa Fe fue interrumpida por una mujer extraña cerca de su propiedad. La familia observó en curioso silencio cómo la mujer alta y delgada vestida de blanco cruzaba la calle cerca de su casa sin decir una palabra y se dirigía a un arroyo cercano. No fue hasta que llegó al agua que la familia se dio cuenta de que algo andaba realmente mal. . Como cuenta Luján, “parecía deslizarse como si no tuviera piernas” antes de desaparecer. Después de reaparecer a una distancia demasiado rápida para que una mujer normal la haya atravesado, desapareció nuevamente sin dejar una sola huella. Luján estaba perturbado pero sabía exactamente quién había sido la mujer: La Llorona.